Otras notas sobre el modelo educativo. Ángel Díaz Barriga

OTRAS NOTAS SOBRE EL MODELO EDUCATIVO.

Ángel Díaz Barriga.

Participé el lunes 1o de agosto en la mesa que organizó La Jornada en la Casa Lamm sobre el modelo educativo de la SEP, me permití presentar un avance sobre el análisis que hay que realizar sobre el documento Modelo Educativo 2016. Me pidieron compartir el documento, pero me faltaba afinar algunos detalles. Lo comparto en este momento con Uds. Obviamente son tantos temas que es apenas empezar a rasguñar el texto. Y queda pendiente un análisis de la Propuesta Curricular para la Educación Obligatoria 2016.

Modelo educativo

Ángel Díaz Barriga.

Modelo o proyecto educativo es un problema sólo de términos. El primer tema que es importante señalar es analizar las diferencias que existen entre modelo y proyecto. En estos días nos presentan el Modelo Educativo 2016, una primera aproximación nos permitiría afirmar que el término Modelo proviene de la física, indica algo completo donde todas las partes de deben ajustar perfectamente. Uno no puede colocar en un Audi 2016 una pieza de un Jetta 2016.  Según el diccionario de la real academia Modelo es un: “Arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo”, “Esquema teórico, generalmente en forma matemática, de un sistema o de una realidad compleja, como la evolución económica de un país, que se elabora para facilitar su comprensión y el estudio de su comportamiento”, “Objeto, aparato, construcción, etc., o conjunto de ellos realizados con arreglo a un mismo diseño. Auto modelo 1976. Lavadora último modelo”, y hasta “Figura de barro, yeso o cera, que se ha de reproducir en madera”. Espero que el implícito en la asunción de este término no sea una visión sobre el sistema educativo mexicano construido como un esquema teórico matemático para una realidad compleja, ni la perspectiva física de objeto o aparato y espero que mucho menos sea una propuesta de barro que pronto se nos vaya de las manos.

Pero el tema central es ¿por qué modelo y no proyecto? El sistema educativo Mexicano ha tenido proyecto educativo. Recordemos brevemente la educación mexicana en el siglo XX. El impacto de la revolución mexicana se tradujo en un proyecto educativo que contenía ideas de la revolución, tales como: la escuela como espacio de alfabetización pero también de desarrollo social (de ahí el papel del docente en las comunidades marginadas del país); posteriormente en los años treinta surgió el proyecto socialista, —que quizá por lo que nos muestran las evidencias de investigación de historia oral no logró consolidarse en el magisterio, sí se ve el estudio de historia oral que hicieron Castillo/Dorantes y Tuñón titulado sobre la noble tarea de educar. Recuerdos y vivencias de una maestra jalisciense, donde la profesora Wilebada (la maestra Wili) recuerda que el socialismo en su escuela era realizar actividades sociales, como poner a trabajar a los niños en el campo, ponerlos a jugar con conjunto, ponerlos a comentar sucesos cotidianos, pero en fin forma parte de la historia de los proyectos educativos de nuestro país—. Los años de la posguerra permitieron conformar lo que Pescador, denominó el proyecto de la identidad nacional, que también podríamos reconocer como el proyecto de industrialización protegida del país, ciertamente en detrimento o descuido del campo; finalmente a partir de la crisis económica de los ochenta, con el ascenso del grupo neoliberal se instaura el proyecto eficientista en educación: su bandera la calidad, la posibilidad de entregar productos y de traducir en indicadores el trabajo educativo.

La pregunta que uno puede hacerse frente al documento modelo educativo 2016 es donde se coloca en este devenir histórico. La respuesta es compleja, pareciera ser un documento de avanzada, porque tiene conceptos que responden a una pedagogía del siglo XXI: autonomía de gestión, autonomía curricular, evaluación interna/formativa; flexibilidad; uso de las TIC’s, aprendizajes clave, crear ambientes de aprendizaje. Situación que a algunos ha llevado a pensar que estamos frente a un nuevo Jaime Torres Bodet. Pero su otra cara no se puede desconocer: tiene una profunda raigambre productivista, centrada en indicadores, reiteradora de la evaluación docente, defensora de un plus salarial de acuerdo a los resultados de la evaluación. Es una versión avanzada del proyecto neoliberal establecido desde los años ochenta, cuyas líneas generales quedaron marcadas en el sexenio de Salinas y que ahora se fortalece con las recomendaciones de la OCDE.

Estamos ante un documento construido con foros académicos, con un número elevado de ponencias, donde aparentemente todos los ponentes fundamentaron su trabajo en la bibliografía de la OCDE. De ahí una pregunta ¿la bibliografía de la OCDE a la que hace referencia el documento modelo, la obtuvieron de un consenso entre los autores más citados en todas las ponencias que recabaron?
Modelizar la escuela, al docente y al alumno ¿con autonomía curricular, escolar y docente?

Lo que surge a primera vista es una contradicción entre el término modelo y las autonomías curricular y de gestión que trata de impulsar. Ciertamente trata de informarnos que tiene una mirada social, por ello hay un capítulo de equidad e inclusión, si sigo una de las estrategias de análisis que emplea Miguel Ángel Pereyra, resulta por demás interesante observar la imagen con la que empiezan a ilustrar el tema en la página 63, un salón de una escuela supuestamente rural/urbano que no responde a ninguna de las escuelas rurales que se han documentado (por ejemplo los 10 videos que se hicieron con financiamiento de la fundación Ford en CIESAS sobre escuelas rurales exitosas), o la foto de las caras de las dos niñas indígenas de la página 71. De hecho todas las imágenes que ilustran el texto tienen un prototipo de escuela pública que no corresponde a la realidad mexicana.

¿Así se imagina la OCDE que se vestirán profesores y alumnos de comunidades rurales e indígenas una vez que el modelo se haya aplicado en 2017/18? Me pregunto, si el modelo pide formar con menos contenidos, a partir de problemas concretos, si reconoce que la escuela debe apoyar en que los alumnos aprendan a aprender, si supone impulsar el trabajo en grupos (hoy denominado colaborativo) y con tecnologías, realmente tiene claridad de los cambios que la SEP tiene que realizar en la infraestructura escolar. Por ejemplo, a partir de qué fecha se cambiará el mobiliario escolar para dotar a todos los salones de bibliotecas, mobiliario móvil que permita hacer grupos de 4, octágonos e incluso todo el grupo alrededor del salón. Cuándo se construirán las aulas de medios, cuándo se establecerán las bibliotecas en el aula, pero sobre todo cuando se dotará de conectividad en todas las escuelas y en todas las casas de los alumnos para que no haya discriminación entre las familias que pueden pagar por el servicio y las que no lo pueden hacer.

Pero la trampa en general no está ahí, se encuentra en los mismos términos de pedagogía del siglo XXI que utiliza el modelo: flexibilidad, autonomía, uso de las TIC’s, adaptación al medio, creación de ambientes de aprendizaje. Todo ello lo debe utilizar la escuela para garantizar que las metas del mismo se cumplan. En esto es tajante “a la escuela le corresponde instrumentar acciones para garantizar que los objetivos se cumplan cabalmente.” La SEP ahora da libertad, autonomía pero los objetivos son inamovibles y realmente inalcanzables.

En 2008 cuestionábamos la declaración del asesor traído de la universidad complutense que con respecto a la prueba ENLACE expresó, palabras más palabras menos, “poco favor haríamos en elaborar una prueba más fácil para los niños que provienen de ambientes más pobres, ser pobre significa esforzarse más”. Esta idea hoy nuevamente se presenta bajo el argumento de autonomía curricular, pero con la meta de que todos los alumnos mexicanos concluirán el bachillerato, logrando expresarse de manera adecuada y fluida en español y en inglés y, los que provienen de lugares donde se maneja una lengua originaria serán hablantes de tres idiomas. Esto es, los más pobres tendrán que hacer un mayor esfuerzo, porque hablar una lengua originaria no significa necesariamente dominarla, pero además tendrán que estar preparados para el lenguaje académico y económico del siglo XXI: el inglés.

No puedo dejar de mencionar la contradicción con la que maneja las concepciones de evaluación. En el modelo de afirma la necesidad de una evaluación interna tiene un carácter formativo para los alumnos, del papel que para ello pueden jugar los consejos técnicos en preescolar y primaria y las academias en secundaria y bachillerato son responsables de ella. Se considera un modelo de evaluación docente y también de análisis de los resultados de evaluación que obtienen los alumnos. Sin embargo, eso no hace desaparecer la forma como se ha concebido la evaluación del desempeño docente (ciertamente afirma que ha de revisarse) pero como una evaluación externa, responsabilizada al INEE y con efectos pecunarios para los que obtengan buen desempeño. No hace ninguna referencia a la necesidad de revisar lo que ha acontecido con esta evaluación, ni sobre la necesidad de impulsar una evaluación interna, con carácter formativo incluso con mayor fuerza que la externa.

La permanente contradicción rectoría del estado, convivencia autoridad educativa-SNTE, el Estado se contradice nuevamente, reivindica la reforma constitucional de 2013 y, en particular la Ley de Servicio Profesional Docente, como un logro para retomar la rectoría de la educación, pero en el capítulo Gobernanza del sistema, bajo el tema colaboración entre ámbitos de gobierno, establece como primer ámbito de gobernanza al SNTE, señala que ha sabido modernizar sus liderazgos, que es una organización que contribuye a elevar la calidad de la educación, en diálogo y colaboración estrecha con la autoridad educativa. El SNTE ocupa el primer ámbito, antes de enunciar otros ámbitos de colaboración como son, según el modelo, los padres de familia, la sociedad civil y el consejo de participación social; el INEE; el poder legislativo; la administración del sistema.

Para terminar

En síntesis, el modelo tiene una permanente tensión entre su cara humanista y su respuesta eficaz a la sociedad del siglo XXI. Entre una modelización de resultados colocados en un escritorio: sólo mencionaré que el documento de fines de la educación, propone un perfil de egreso de preescolar en donde el niño que egresa del jardín de niños a los 5 años: “Expresa emociones, gustos e ideas en lengua materna; siente curiosidad por aprender sobre su entorno y empieza a desarrollar el pensamiento lógico y matemático (—adiós Piaget seremos mejores que los niños de Ginebra—; Conoce las reglas básicas de convivencia y participa en actividades interactivas; tiene autoestima, controla sus movimientos en juegos y desarrolla hábitos saludables; habla acerca de su familia costumbres y tradiciones; usa el arte y el juego para expresar lo que siente; práctica hábitos que benefician al medio ambiente como: tirar la basura en su lugar. Entre esta última acción, ciertamente lograble, mezclada con las metas del desarrollo de pensamiento o de su afectividad claramente exageradas e inviables mostrando un desconocimiento amplio de los principios de la psicología infantil. Lamentablemente no alcanza el tiempo de esta exposición para referirse a los otros logros esperados.
Pero sobre todo la gran contradicción del modelo se encuentra en que primero construyeron el piso 15 del edificio, le llamaron evaluación del desempeño, en la ley reglamentaria expresaron que “evaluar el desempeño es medir” (sic) (o sea aplicar exámenes) y, no analizar lo que se hace en el salón de clases, la forma como se realiza el conjunto del trabajo escolar, lo que significa observar el desempeño del docente en aula, sino aplicar un examen de conocimientos (que ahora nos prometen adecuaran a la realidad de cada entidad y quizá hasta se adapte al nivel de pobreza que el INEGI señala para cada región del país, cosa que dudo mucho que logren), pero seguirán con un examen que sencillamente no refleja ninguna forma de desempeño.

En este momento afirman, ya tenemos el modelo de un edificio de 21 pisos, pueden opinar sobre 20 pisos, desde planta baja hasta el 21, decidan qué hacer con ese edificio, pero el piso 15 no lo tocan se llama INEE y Coordinación de servicio profesional docente, ese ya está establecido. Cuando uno revisa la sección denominada de hecho no puede ser más transparente iniciar la sección llamada “Formación inicial y Desarrollo docente”, lo primero que le viene a la cabeza es querido Freud ¿no podrías haber ayudado a nuestras autoridades a no ser tan obvias en la transparencia con la que manifiestan sus deseos? El primer punto del tema Formación Inicial y desarrollo docente, aunque no lo creamos se llama evaluación de docentes, más allá de la forma reiterativa en que está propuesto muestra a todas luces la intencionalidad que orienta a esta administración, el segundo punto es desarrollo profesional y, hasta el tercer lugar de la exposición, en muy pocos renglones se plantea la formación inicial, tema donde también son transparentes es su descalificación al papel de la educación normal, por el contrario llaman a una “sinergia entre normales y universidades”, lo que significa desconocer el papel que históricamente han jugado estas instituciones en la formación docente.

Otras ausencias también se deben mencionar el modelo educativo, no se inscribe en un modelo económico, en un modelo de desarrollo social, en un modelo de salud. El modelo educativo es una abstracción que no se relaciona con ninguna de las otras esferas del país. Lamentablemente el Modelo refleja la visión de un México al revés, de una ausencia de visión de país. Primero establecieron las leyes secundarias, obligaron bajo amenaza de ser despedidos a los docentes a presentar una evaluación del desempeño, con instrumentos mal elaborados, en situaciones de muchísima tensión, luego nos informaron que UNESCO hizo observaciones que lamentablemente no conocemos y nos dicen que en 45 días modificaron los instrumentos, esto es, eliminarán el examen para ir hacer observaciones en el aula o lo peor nos engañarán conque modificaron los reactivos del examen en 45 días. Lo cual cualquiera que conozca algún principio elemental de la teoría de test a gran escala sabe que es imposible.

Es el país de cabeza. Quieren educación de calidad, pero no asumen construir una política educativa de calidad.