Sobre el Nuevo Modelo Educativo. Enrique Ávila Carrillo

SOBRE LA PRESUNTA “REFORMA EDUCATIVA”

En la sexta década del siglo XIX, el liberal y positivista mexicano, Gabino Barreda, reflexionaba sobre la problemática de la educación en un México, que recién salía de la guerra de intervención francesa y llegaba a las siguientes conclusiones: que los alumnos debían aprender a observar, a razonar inductiva y deductivamente y sobre todo a pensar y hacer lo que el previo razonamiento les indicara; argumentaba el exdiscípulo de Augusto Comte, que la inteligencia no era un granero que se requería llenar, sino un fuego que se precisaba encender.[1] Cómo se puede inferir de las líneas anteriores, el “nuevo” plan para la educación, que de manera rimbombante el secretario Aurelio Nuño Mayer (integrante de los golden boys, círculo íntimo del presidente Peña), dio a conocer en multitudinario y televisivo acto en Palacio Nacional, nada tiene de novedoso desde el punto de vista de la historia de la educación en nuestro país. Lo viejo, de acuerdo con el secretario de educación, se convierte en nuevo.

La improvisación de los actuales personeros de la SEP, me lleva a una conclusión apresurada, en el sentido de que lo primero que hubieran hecho estos aprendices de brujo, hubiera consistido en realizar una revisión sistemática de los cambios de los diversos planes y programas de los últimos 80 años, pero lo único que salta a la vista es su carencia de metodología histórica, para enfrentar las problemáticas emanadas de la enseñanza; además de reiterar que su proyecto educativo esta erigido en contra de toda posibilidad de construcción de una educación que tenga como principales objetivos la emancipación del ser humano, no sólo en lo social sino en lo cultural. Estos burócratas debieron iniciar su actividad, buscando las causas que han conducido al sistema educativo a la crisis actual y no centrar sus fobias en contra de los profesores, como los principales culpables de los procesos educativos erróneos o inconclusos que convergen a lo largo y ancho del país.

El proceso educativo, debe ser entendido como aquello que nos ayuda a vertebrar todos los aconteceres sociales y que a la vez nos facilita establecer diversos canales de comunicación entre las diversas culturas y geografías que en conjunto favorecen el principio de cohesión nacional.

Lo mencionado por el funcionario educativo priista el 13 de marzo pasado, se enfoca a la formación en las escuelas mexicanas de seres profundamente individualistas, que tengan como norma la competitividad, que según los burócratas encargados de impulsar el “Nuevo Modelo Educativo”,  requieren los jóvenes mexicanos para sobrevivir en el mercado de consumo, que es con mucho lo que impulsa el actual régimen.

En dicho evento, el funcionario gubernamental, presentó un documento, cuyo eje prioritario consiste en reiterar machaconamente, la “presunta idea reformista” que han venido trabajando durante todo el sexenio, en el sentido de que los profesores mexicanos no tienen la capacidad de construir y elaborar los contenidos de su materia de trabajo y, por consiguiente, lo único a que pueden aspirar es a acatar y atender órdenes, que les permitan aplicar con “habilidad y destreza” las disposiciones “didácticas”, que conducirán a la aplicación de los absurdos, complejos y grotescos planes educativos que impulsan, organizaciones internacionales como la OCDE, el FMI y el BM. Dicho nuevo modelo, en realidad es una mala copia de lo impulsado por el “nacionalismo revolucionario” de Echeverría en los años 70 del siglo pasado, cuyo enfoque educativo era el conductismo.

Esta actitud desde luego contradice de manera tajante uno de los ejes presentados por las autoridades educativas; sobre todo en lo relativo a la  autonomía curricular. El texto establece “que cada comunidad educativa propone contenidos en función del contexto y necesidades de sus estudiantes”. Esta aseveración demagógica al extremo, enfrenta una realidad que anula todo intento de libre albedrío y democracia, al interior de las instituciones escolares y de las comunidades que la conforman. El desconocimiento del funcionamiento interno y externo de las escuelas por estos burócratas sexenales, llega al colmo de no entender, que la autonomía curricular, en la práctica siempre ha funcionado al interior de los salones de clase y que han sido los maestros de este país, los que han salvado en innumerables ocasiones, al sistema educativo, puesto que si se hubieran aplicado los planes y programas, como lo han deseado los regímenes priistas y panistas de los últimos 70 años, la enseñanza en esta nación estaría, muy por debajo de las expectativas, que a pesar de todo se mantienen. Es absurdo que cómo un gran regalo de carácter pedagógico a los profesores de educación básica, les planteen, la posibilidad de utilizar (hasta el 20 % del tiempo escolar, en desarrollar actividades curriculares autónomas), o sea 2 horas y media a la semana, esto, por decir lo menos es demagogia pura. Pero si las contradicciones no fueran suficientes, la autonomía de gestión, sólo será piloteada en 1162 escuelas, hasta en eso, son incongruentes en la presunta aplicación de su modelo.

Los principios o ejes que supuestamente forman parte de la “reforma educativa” peñista, “primero los niños”, “habilidades socio-emocionales” y otros, son descalificados en el mismo texto, por la constante represión de un gobierno, cuya principal característica es la corrupción creciente en todos los niveles y que hace nugatorio todo intento de transformación escolar, mientras existan maestros cesados, con sueldos suspendidos, encarcelados por defender sus derechos laborales y sobre todo, los compañeros profesores que han fallecido en la escalada violenta de este gobierno contra el magisterio nacional.

En el documento de marras, se coloca un especial énfasis en las consignas aprender a aprender; aprender a lo largo de la vida; a desarrollar aprendizajes claves, incluso en estos últimos se atreven a decir que serán como una especie de inoculación que permitirán al niño, joven y después adulto a seguir aprendiendo durante toda su vida; esto es de lo más ridículo que se ha impulsado en la historia moderna de la enseñanza de nuestro país. También colocan un énfasis especial en dejar a un lado las técnicas memorísticas e implementar con todas estas innovadoras ideas, una  revolución educativa.

El imberbe y bisoño burócrata  encargado de la educación en México, nos presenta el término “aprender a aprender”, como el súmmum de lo novedoso en conceptos de avanzada pedagógica, incluso asevera con verdad de Perogrullo que “los niños aprenderán a pensar, a razonar y a aprender a lo largo de su vida, gracias a las nuevas técnicas de enseñanza que trae consigo el “nuevo modelo educativo”, además, deberán adaptarse con rapidez y eficiencia a los cambios de su entorno; en otras palabras la educación a los niños y jóvenes, ya no será encaminada a innovar su realidad, sino a la rápida adaptación a las leyes del mercado capitalista. Ya la educación de México, pierde con estos conceptos neoliberales del “Nuevo Modelo”, cada vez con mayor intensidad, la posibilidad de formar ciudadanos que aprendan a tomar decisiones colectivas, con opiniones críticas, reflexivas y sobre todo con profundos sentimientos de transformación social.[2]

El “Nuevo Modelo Educativo”, impulsado por el gobierno priista, está bastante alejado de la “verdad histórica” (dixit Murillo Karam), baste con mencionar el texto Aprender a ser, publicado en 1971 y que coordinó Edgar Faure el cual sostenía que “la enseñanza debe consagrar una mayor atención al aprendizaje de los métodos de adquisición: aprender a aprender”[3] o acudir a revisar lo dicho por Jacques Delors a mediados de la última década del siglo XX, en el sentido de impulsar en la niñez y la adolescencia la inquietud por aprender a aprender, sobre la vida cotidiana y el contexto social que rodea al estudiante; para llegar a la conclusión de que el actual mediocre ocupante del despacho de José Vasconcelos, carece de una mediana cultura histórico-pedagógica o en su defecto, que sus colaboradores lo están saboteando, haciéndolo aparecer ante la opinión pública como un inpreparado político, que se encarga de cubrir las enormes deficiencias de su amigo Peña, demostrando en la cotidianeidad, aún mayores carencias culturales, que el encargado del Poder Ejecutivo, lo cual es decir mucho.

Se insiste en explicar a los trabajadores de la enseñanza y al público en general, que la idea central del “Modelo educativo para la enseñanza obligatoria: educar para la libertad y la creatividad”, consiste en tratar de explicarnos como el proceso educativo que confrontan el estudiante y el profesor, debe partir del entendimiento de un “mundo complejo, interconectado y desafiante”, lo cual es una aberración planteárselo en un contexto de negación absoluta de todo elemento de libertad económica, en un país que sufre una de las más devastadoras crisis sociales de su historia. La falsa pretensión elucubrada por los funcionarios gubernamentales en el sentido de presentar como algo innovador, algunos aspectos que forman parte del bagaje pedagógico de los maestros mexicanos desde hace décadas, no nos lleva sino a reflexionar, sobre lo perverso de estas medidas contrarias a la educación pública.

El concepto de “calidad”, término emanado de los inhumanos requerimientos de la producción fabril, ha sido traslapado y adaptado a los requerimientos mercadológicos de la presunta  educación implementada a nivel internacional por los ideólogos del mercado neoliberal. Según su chata visión, esa “calidad” en la educación, hará que México se eleve cultural, económica y educativamente de manera cualitativa en los próximos decenios. Esta transformación se logrará –según ellos- mediante la aplicación de exámenes estandarizados, que se plasman en las controvertidas mediciones subjetivas que responden a los nombres de PISA, ENLACE y los que surjan en los próximos meses. La utilización masiva de estos instrumentos de control que presuntamente sirven para elevar la capacidad de comprensión, de razonamiento y – piensan ellos- que desde luego, con esas acertadas medidas, el estudiante mexicano aprenderá a aprender. Nada más alejado del contexto educativo; el contenido del documento presentado por Nuño Mayer, constata, lo que es un secreto a voces, que la presunta “reforma educativa”, se debe a la actividad de sólo un reducido grupúsculo de tecnócratas afines a los intereses del capital trasnacional, los cuales la han concebido como algo aplicable a la realidad que rodea su insostenible concepción del sistema educativo de este país.

Los resultados de estas pruebas, han sido utilizadas de manera sesgada por las autoridades de educación, con la finalidad de que la población en su conjunto, piense que la enseñanza que sus hijos recibían hasta antes de esta reforma, era inadecuada y de esta manera de la forma más fácil, el gobierno quitarse la responsabilidad del desastre que ellos han propiciado y hacer responsables a los maestros y en cierta medida a sus representantes sindicales.[4]

No se puede implementar un Nuevo Modelo Educativo, sin tener un diagnóstico de los resultados pedagógicos y sociales del anterior, en este caso, se requiere saber que pasó con el modelo impulsado durante el gobierno del panista Calderón. De otra manera se vuelve a cometer el mismo error, reiterado desde los años 40 del siglo pasado en que se aplicaban reformas sexenales, sin tener una mínima evaluación de los aciertos y errores de la anterior y sólo, se buscaba resaltar la labor del gobierno en turno.

En el colmo de su concepción educativa demagógica, las autoridades del ramo, que prosiguen en un intenso maridaje con el charrismo sindical, cuyos principales dirigentes, provienen de la corrupción jonguitudista-gordillista, nos avisan rimbombantemente que  la próxima consolidación del Servicio Profesional Docente (SPD) como un sistema en el cual el ingreso, la promoción y los estímulos se asignaran exclusivamente con base en el mérito profesional. Todos los miles de profesores que hemos padecido la carrera magisterial y las otras formas de estímulos de los últimos decenios, sabemos lo que significa, esa actitud meritocrática en manos de los priistas, que anteponen sus conceptos de corrupción, al eficaz funcionamiento de los procesos educativos. Lo dicho se trata de sacar adelante la educación, colocando la iglesia en manos de Lutero.

En su absurdo enfoque, los funcionarios gubernamentales mencionan que la educación memorística, ha sido arrojada al basurero de la historia de la pedagogía y de inmediato se dan a la tarea mercadotécnica de atacar por medio de anodinos infomerciales (similares a los utilizados por Peña en sus campañas políticas), donde de un golpe en minuto y medio, pretenden borrar el principio, de que sin memoria no hay pensamiento y sin enseñar a pensar al estudiante, el proceso educativo se pierde o se difumina.

El concepto de globalización inmerso hasta la médula, en el ADN de los burócratas de la SEP, los lleva de manera absurda a la implementación de la materia de inglés como “obligatoria y con maestros calificados”, sin tomar en cuenta las características de la lengua materna en muchas comunidades, su abyecta integración a la geografía del capital trasnacional, ha propiciado que impulsen de manera acrítica estos personeros del neoliberalismo, el establecer normas y proyectos contrarios a la idiosincrasia de millones de jóvenes de este país.

En su desesperación por darle un presunto contenido formal a sus planes “reformistas”, no tienen ningún empacho en descalificar, su propio génesis, puesto que la mayoría de los funcionarios encargados de redactar este escrito, provienen de escuelas confesionales, cuyo sistema o método de enseñanza, se sustenta en lo que ahora tanto critican. Que favor tan endeble, le hacen los burócratas de la SEP a la musa Mnemosina, cuyas enseñanzas estaban encaminadas a la búsqueda de la verdad y a saber todo lo que ha sido, es y será.

La implementación de su nuevo-viejo modelo educativo, se sustenta en que la “calidad” sólo se logrará, si se establece la “precaridad en el empleo”. En esta cruzada contra la inseguridad laboral han destacado durante los últimos años, los integrantes de una ONG ligada a los intereses de las televisoras, me refiero a “mexicanos primero”, cuyos personeros durante el régimen de Peña Nieto han mentido sistemáticamente, sobre la situación educativa nacional y, desde luego, han medrado con jugosos contratos en la infraestructura educativa.

El “nuevo modelo educativo”, será según sus impulsores, discutido en el año lectivo 2017-2018 y aplicado masivamente en el 2018-2019. Previamente en mayo de este año, serán dados a conocer los planes y programas, cuyos contenidos, no estarán a discusión, solo se recibirán ideas sobre su implementación en las escuelas. El colmo de estos “innovadores” es la forma en que se piensa imponer dicha reforma a partir de agosto del 2018 y, será de manera masiva, sin importar que millones de alumnos hayan iniciado sus estudios con otro plan y con otro  presunto enfoque, lo que se requiere es tener el suficiente control sobre padres de familia, discípulos y trabajadores de la enseñanza, para imponer su política educativa transexenal.

La forma en que piensan “capacitar”, así es correcto, esta es la palabra que utilizan “capacitar” a los profesores, será aplicando un curso en línea de 40 horas. Con esta pseudoinstrucción, quedarán todavía, más al margen la mayoría de los profesores de las escuelas unitarias urbanas y rurales, campesinas e indígenas del país, que en conjunto representan más del 40% de los planteles. No cabe duda que la empatía entre neoliberales, es grande, en este caso la frase de Carlos Salinas de Gortari en el sentido de que en México existían millones de mexicanos prescindibles, que podían morir o emigrar y no pasaba nada, es retomada por la política educativa de este gobierno, que discrimina con la mayor facilidad a los compatriotas que ellos consideran desechables. Nunca el pueblo de esta Nación se había enfrentado a una caterva de funcionarios, sin idea de la importancia de los procesos educativos, es más, ni les interesa saberlo, ellos, sólo tienen un objetivo preciso, el seguir controlando los presupuestos de las diversas oficinas gubernamentales y desde luego, los negocios que de ellos emanan.

Los ejes sobre los cuales, ponen un mayor énfasis en el mencionado documento, se basan en impulsar las “escuelas al centro del sistema educativo”; “formación y desarrollo profesional de los maestros”; “la inclusión y equidad” y “la gobernanza de los procesos educativos”. Todos estos deseos que no son algo innovador como están siendo presentados por Nuño Mayer, se basan en un concepto centralizador de todo el proceso educativo, incluyendo las actividades de la comunidad, en dicho escrito se establece que “se debe trabajar con maestros y directores a fin de que en los Consejos Técnicos Escolares se tomen decisiones que faciliten la colaboración de los padres de familia en aquellas tareas que fortalezcan los resultados educativos”[5], en otras palabras, se piensa en un tiempo relativamente corto, introducir las normas de la educación privada y terminar paulatinamente con las obligaciones estatales en materia educativa; en suma lo que se pretende es liquidar la educación pública y transferirla a empresas que prestan esos servicios, como es el caso de la república de Chile. En México, ya contamos con esas compañías prestas a cubrir los requerimientos de la comunidad, claro mediante contratos de prestación de servicios, establecidos previamente con las autoridades educativas y la representación de los padres de familia e incluso del entorno social (barrio, colonia, ejido, municipio y otras), entre estas “emprendedoras organizaciones patronales” destacan: “Transparencia Mexicana; Fundación Idea; Fundación Empresarios para la Educación Básica, Fundación Televisa; Servicios Integrales de Evaluación y Medición Educativa SC”[6] y algunas más, que pronto, si la situación no mejora, serán las encargadas de contratar al personal de apoyo y docente en las instituciones educativas del país y con esto se estará dando el tiro de gracia a la educación pública y gratuita.

En recientes declaraciones al periódico “Milenio”, el exdirigente del Consejo Nacional de Huelga de 1968, Gilberto Guevara Niebla, alto funcionario del INEE, al referirse al funcionamiento de las instituciones educativas, opinó que: “Darle centralidad a la escuela implica edificar una escuela con autonomía de gestión y, a la postre con autonomía académica…Dicha autonomía supone, necesariamente, que la escuela pueda valerse por si misma – o contar con apoyos eficaces en su entorno inmediato- para resolver sus necesidades materiales”.[7] Más claro no lo puede expresar este personaje, el futuro de la escuela pública con este “nuevo modelo educativo”, está en entredicho, se plantea que el costo económico del proceso educativo recaiga, en los padres de familia, posteriormente, en los integrantes del barrio, colonia, municipio y finalmente, el proceso en su conjunto será controlado y administrado por la iniciativa privada, con empresas creadas ex profeso para esos fines. Para contrarrestar esta nefasta concepción de los procesos escolares formativos, se requiere valorar que la educación es un bien público y que no debe estar al servicio de unos cuantos integrantes del sector hegemónico.

A esta desaparición paulatina de la obligación del gobierno e incluso del estado de procurar la educación pública laica y gratuita a todos los mexicanos, le llaman de manera fatua “Autonomía de gestión” y se dice que gozarán de una cantidad mayor de espacios de libertad, con la finalidad de que cada comunidad educativa asuma o tome sus decisiones y sobre todo ejerza sus recursos. No cabe duda la corrupción y la demagogia van de la mano en las funciones de gobierno.

Pero en la misma presentación del “Modelo educativo para la educación obligatoria”, Aurelio Nuño, desenmascara de manera directa y con algunos matices subliminales, la necesidad de que esta reforma se mantenga en vigor por lo menos los próximos diez años, para que los resultados positivos sean cosechados por los habitantes de este país; en pocas palabras, lo que se requiere es que los pobladores de las comunidades acudan a depositar sus votos por el proyecto educativo que no puede quedar trunco, si el grupo hegemónico priista, es removido del poder; de inmediato los golden boys, muestran sus cartas plagadas de oportunismo electoral, embozadas en el disfraz de presuntos condicionamientos pedagógicos.

A partir de que el “pacto por México” (PRI, PAN, PRD) en el 2012, le entregaron una verdadera “patente de corso” al atlacomulquense recién llegado al poder ejecutivo, los mexicanos nos enfrentamos a una sistemática campaña en los medios masivos de comunicación, en contra del magisterio. De repente los profesores, dejaron de ser los constructores del futuro de la nación y se convirtieron en enemigos públicos del progreso, de la modernización y sobre todo, con su actitud negaban, la presunta posibilidad de mejoras sustantivas a sus estudiantes, al no aceptar las nuevas reglas que se habían votado mecánicamente en el Congreso de la Unión. Dichas normas, tenían como objetivo el terminar con la seguridad laboral de los trabajadores de la enseñanza.

Con la “reforma laboral” que no educativa, se introducen, las evaluaciones punitivas periódicas, las cuales han servido para mantener en una constante zozobra material y emocional a los profesores mexicanos. La idea del documento oficial, es proseguir con las evaluaciones, a pesar de que el magisterio ha demostrado fehacientemente, que las pruebas de opción múltiple estandarizadas,  que no se sustentan en la práctica docente, no sirven y menos si están alejadas de las regiones inmediatas donde se desarrolla la actividad escolar. Es absurdo iniciar una presunta reforma educativa evaluando a los docentes, sin antes haber llevado a cabo una serie de medidas pedagógicas, que establezcan con nitidez que se persigue con estos cambios en el currículo. Cómo es fácil de apreciar, la inconsistencia del Nuevo Modelo Educativo, impulsado por los peñanietistas, es endeble desde su formulación y no se diga en los pasos de su aplicación.

El gobierno priista decidió encapsular, vejar, cesar, golpear, encarcelar, asesinar, desterrar (cómo en la mejor época del Porfiriato) a los maestros que se negaban a perder sus derechos laborales, obtenidos por décadas de luchas y organización gremial. Y después de 4 años de agravios en el documento motivo de este escrito se plantea que “es posible afirmar que el rol del maestro es esencial como facilitador de los ambientes propicios y de la motivación necesaria para la participación de los estudiantes”[8]. Esta actitud gubernamental, se acerca a las fronteras de la esquizofrenia. Pero además, insisten en desprofesionalizar al maestro, se le llama “facilitador” y se impone el criterio a las escuelas formadoras de docentes, que su objetivo es “alinearse” a los dictados de la institución encargada de aplicar “el nuevo modelo educativo”.

En el colmo de la improvisación y de la incoherencia, se trata de darle un cariz laico a su “modelo” y cometen la aberración de plantearse que la laicidad es un objetivo curricular. Me pregunto que opinarían los liberales decimonónicos, al enterarse que los neoliberales del siglo XXI, han degradado un principio constitucional como es el laicismo, a un objetivo curricular. También se atreven a plantear estos “modernizadores educativos”, que el viejo modelo nunca apoyo la movilidad social. El desconocimiento de la historia de los últimos 80 años de nuestro país, por los “golden boys”, es por decir lo menos asombrosa. Esta nación ha sobrevivido, gracias al esfuerzo que millones de mexicanos han colocado en la movilidad social de sus integrantes, los cuales han contribuido para lograr el progreso cuantitativo de ciertos aspectos de la vida económica. El que México sea parte del concierto de naciones, se debe entre otros aspectos a  la constante y creciente movilidad social, que estos funcionarios no ven, seguramente se debe a sus largas estancias en el extranjero.

El panorama no es muy halagüeño, pero la resistencia, ha sido desde siempre, una de las principales características de los profesores de educación básica de este país. Las páginas de interminables luchas magisteriales por apropiarse de su materia de trabajo, forma parte del imaginario colectivo de los maestros. Los enfrentamientos ideológicos y políticos, con la “sífilis” del movimiento obrero mexicano, representados por las dirigencias “charras priistas”, son un constante abrevadero para los miles y miles de compañeros que se niegan a ser presentados como cosas y exigen ser tratados como seres humanos. Las recientes declaraciones de Aurelio Nuño en el sentido de que se había roto el monopolio de los normalistas sobre la educación básica, no deja nada a la imaginación, de inmediato surge la figura de un personaje siniestro que desconoce la historia de su país y que lo único que le interesa es apoyar las iniciativas de la empresa privada, que tienen como objetivo socavar la educación pública construida a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI.

Muchas gracias

Orgullosamente normalista

Enrique Ávila Carrillo

[1] Larroyo, Francisco, Historia Comparada de la Educación en México, editorial Porrúa, México, 1981, p. 289.

[2] Bases para una propuesta de educación alternativa, CNTE, México, 2017, p 16.

[3] Coll, Tatiana, Educar para la libertad, pero sin concesiones políticas, La Jornada, 14 de marzo de 2017

[4] Calderón Alzati, Enrique. La ignorancia como política del gobierno, La Jornada, 18 de marzo de 2017.

[5] Modelo educativo para la educación obligatoria, SEP, México, 2017,p. 117.

[6] Ávila Carrillo, Enrique, Santa Anna y Peña Nieto, el despojo de una nación, ediciones educación, rebeldía y resistencia, México, 2017, p.227.

[7] Guevara Niebla, Gilberto, Promesas y desafíos el nuevo modelo educativo, Milenio, México, 23 de marzo de 2017, p.7.

[8] Modelo, op. cit, p. 131.